– ¿Cuáles son los principales desafíos tecnológicos a los que se enfrenta su sector?
Hace 25 años, el País Vasco se posicionaba como la mano de obra poco cualificada y barata de la industria europea y mundial, hasta que empezaron a producirse diferentes cambios como la cualificación de la producción, la inversión en mejora y distintos indicadores que fueron marcando un claro camino hacia lo que es hoy en día la Industria Vasca. Poco a poco, la industria vasca fue exigiendo más inversión porque aportaba más calidad, y mientras que algunos procesos se trasladaban fuera de España y de Europa, el País Vasco fue convirtiéndose en un claro motor de innovación. El sector Industrial se enfrenta a muchos cambios que suponen además claros desafíos, la innovación ya no es una opción es una manera de progresar y una estrategia empresarial que deberá estar embebida en cada empresa que quiera evolucionar.
En muchos casos, la innovación se ve como un problema y no como el único camino hacia el éxito, esa decisión es la que supondrá y determinará el éxito o estancamiento de muchas empresas del sector. A día de hoy contamos con los medios o con los recursos para convertir en una realidad los sistemas que nos permitan avanzar hacia el futuro, no creo que sea un problema de recursos, me parece más un problema de actitud o motivación. En la metrología, por ejemplo, sin una apuesta decidida por incorporar las últimas tecnologías para ser capaces de aportar valor al proceso productivo, estas empresas hubieran desaparecido; y así, lo hemos entendido desde Innovalia Metrology, desde donde apostamos claramente por proporcionar soluciones de medición online y soporte a la decisión basada en parámetros de control de calidad avanzado.
– Desde su experiencia, ¿qué aspectos cree que limitan más las acciones de I+D+i de las empresas vascas?
El cambio de la Industria Vasca se produjo por propia supervivencia, porque o se cambiaba la manera de producir o la industria iba a quedarse atrás, fue de una manera natural y progresiva que nos llevó a producir de una manera más optimizada y a darle valor al know-how de cada empresa, hoy en día ya no existen estos factores que empujaron a la industria hacia lo que es hoy, la industria está quizás algo más acomodada y en muchos casos, la respuesta de las empresas ante propuestas de innovación es “ya me va bien así”. Además, la mayoría de las empresas que forman el tejido empresarial industrial son pymes que no pueden ni quieren invertir en I+D+i. Está claro que no todas las empresas tienen la misma capacidad, pero existen opciones de I+D+i para pymes y empresas más pequeñas que les permiten activar soluciones innovadoras. Por ejemplo, desde nuestro laboratorio de fabricación “cero-defectos” que tenemos ubicado en el AIC, considerado como Digital Innovation Hub por la Comisión Europea, se llevan a cabo experimentos alrededor del control de calidad con distintas pymes. Esto nos permite elaborar ciertos protocolos de aplicación de tecnología y establecer métodos de innovación en distintos puntos de la producción industrial. Gracias a nuestro laboratorio, las pymes del entorno pueden beneficiarse de la tecnología, de la experiencia y de las soluciones innovadoras que ya han funcionado en otras empresas.